Un hombre en la Basílica de Higüey.

hace 31 minutos · Actualizado hace 31 minutos

Un incidente en los alrededores de la Catedral Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia, en Higüey, ha desatado un acalorado debate sobre el uso de la fuerza policial y el cumplimiento de normas de comportamiento en espacios religiosos.

El joven Adelyn Vizcaíno, de 18 años, miembro activo de la Armada Dominicana, fue detenido por agentes del POLITUR, el Ejército Dominicano y la Policía Municipal después de negarse a ajustar su vestimenta en los perímetros de la basílica.

Según el informe oficial, Vizcaíno, quien presta servicio en la infantería de la Marina en Boca Chica, fue abordado por no cumplir con el código de vestimenta formal requerido en el lugar. Al negarse a subir sus pantalones correctamente, la situación se tornó tensa, escalando hasta un forcejeo que culminó en su detención.

El reporte también alega que uno de los involucrados habría intentado despojar a un agente de su arma de fuego, lo que motivó una respuesta más enérgica por parte de las autoridades.

El hecho ha dividido a la opinión pública:

  • Testigos del incidente calificaron la intervención como excesiva, alegando que el joven fue humillado frente a los presentes.
  • Otros respaldan la acción de las autoridades, argumentando que era necesario mantener el orden en un lugar emblemático y concurrido.

Las autoridades defendieron su actuación, asegurando que Vizcaíno fue advertido en varias ocasiones antes de proceder con su detención. Además, subrayaron que se siguieron los protocolos establecidos para este tipo de situaciones.

Este caso ha reavivado discusiones sobre el uso de la fuerza policial, la libertad personal y el respeto a las normas en espacios públicos de alto valor cultural y religioso.

Mientras tanto, se espera un pronunciamiento oficial de la Armada Dominicana sobre la conducta de su miembro y el desenlace del incidente.

El incidente pone de manifiesto la necesidad de fomentar el respeto mutuo entre la ciudadanía y las autoridades, así como de garantizar que las medidas de control sean proporcionales y respetuosas de los derechos humanos. La controversia también invita a reflexionar sobre la convivencia pacífica en espacios públicos emblemáticos.

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