La comunidad de Enriquillo, provincia de Barahona, recibió con gran pesar la noticia de que Apolinar Méndez, conocido cariñosamente como Polín, dejó de existir en Estados Unidos mientras se encontraba realizando labores en su ámbito de trabajo. Su partida ha causado consternación entre familiares, amigos y quienes lo conocieron a lo largo de su vida.
Polín era hijo de don Toribio Méndez y se destacó como maestro de la soldadura, oficio que desarrolló con esfuerzo y entrega, lo que le permitió ganarse el respeto de colegas y vecinos. En Enriquillo fue ampliamente reconocido por su taller en la zona conocida como la feneta, donde ofrecía sus servicios especializados y forjó un nombre basado en la calidad de su trabajo y en la cercanía con la gente.
Con el paso del tiempo, Apolinar se trasladó a Estados Unidos, donde continuó su vida y proyectos personales. No obstante, nunca perdió el vínculo con su tierra natal. Una muestra clara de este lazo fue su participación en las fiestas patronales de Enriquillo en julio, donde compartió momentos de alegría con familiares, amigos y miembros de la comunidad que lo apreciaban.
El legado de Polín trasciende su talento en la soldadura. Su vida representa un ejemplo de esfuerzo, compromiso y apego a sus raíces, demostrando que, aunque vivía fuera del país, siempre mantuvo presente a su gente y sus tradiciones.
Hoy, Enriquillo despide a un hombre que deja huellas imborrables tanto en lo profesional como en lo humano. Sus seres queridos reciben el acompañamiento solidario de vecinos y amigos, quienes reconocen la importancia de su trayectoria y el impacto positivo que tuvo en su entorno.
La memoria de Apolinar Méndez, Polín, permanecerá viva en el recuerdo de todos aquellos que compartieron con él y en la comunidad que lo vio crecer y lo admiró por su dedicación y nobleza.