Pastor Denny Emmanuel García y madre Graciela Castillo
El pasado mes de marzo, N Digital informó sobre un alarmante caso de fraude que involucraba a una familia de pastores en San Cristóbal, específicamente a Deny Emmanuel García Castillo y su madre, Graciela Castillo. Ambos lideraban la Iglesia Centro de Restauración Vida Eterna y estaban acusados de promover un esquema piramidal que combinaba inversiones en criptomonedas con elementos de la fe cristiana, engañando a sus seguidores para que solicitaran préstamos y los invirtieran en lo que claramente parecía ser una estafa.
García Castillo, de 34 años, y su madre, de 68, eran socios de Zamek Capital, una empresa registrada en junio de 2021 que prometía ganancias mensuales de entre el 5% y el 6% a través de una plataforma en línea. Sin embargo, cerca de 90 inversionistas, quienes entregaron entre 90 y 100 millones de pesos, no recibieron las ganancias prometidas y, en cambio, sufrieron pérdidas significativas, sugiriendo la existencia de un esquema Ponzi.
Después de que se agotaran las vías de conciliación y comenzara el proceso judicial, la justicia dominicana ha estado investigando a fondo el caso. Recientemente, el Ministerio Público solicitó medidas de coerción contra Deny García y tres empleados de Zamek Capital.
Como resultado, se impuso a García un régimen de presentación mensual, un impedimento de salida del país, y una fianza judicial de 1 millón de pesos en efectivo.
Jesús Elías Castro, uno de los querellantes, expresó que aunque este avance es positivo, esperaba que se aplicaran medidas más estrictas. A medida que se desarrolla el caso, el Ministerio Público y la parte querellante planean presentar una acusación formal contra los cuatro imputados en un plazo de seis meses.
Los afectados no solo buscan recuperar al menos parte de sus inversiones para saldar deudas, sino también frenar actividades fraudulentas que abusan de la fe de las personas.
Desde el inicio de esta situación, la asistencia a la iglesia ha disminuido, y persiste la preocupación por cómo individuos sin escrúpulos utilizan el evangelio de la prosperidad para engañar a quienes buscan mejorar su situación económica. Este caso resalta la necesidad de mayor regulación y vigilancia sobre prácticas fraudulentas que se escudan en creencias religiosas.