Jairo Saenz, líder de la MS-13, sentenciado a 50 años por siete asesinatos
hace 2 horas · Actualizado hace 2 horas
Meta description: El líder de la MS-13, Jairo Saenz, recibe 50 años de prisión por siete asesinatos en Long Island, entre ellos los de las jóvenes Kayla Cuevas y Nisa Mickens.
Jairo Saenz, de 28 años, conocido como uno de los líderes de la peligrosa pandilla MS-13, fue condenado a 50 años de prisión tras admitir su responsabilidad en siete brutales asesinatos cometidos en Brentwood, Long Island, durante 2016.
El caso que conmocionó a la comunidad
Entre las víctimas se encuentran Kayla Cuevas (16 años) y Nisa Mickens (15 años), dos estudiantes de origen dominicano cuyo asesinato fue ordenado por Saenz tras considerar que habían "faltado el respeto" a la pandilla en redes sociales. El ataque a las jóvenes, perpetrado con extrema violencia, conmocionó a la comunidad local y se convirtió en un símbolo de la brutalidad asociada con esta organización criminal.
Otros crímenes confesados por Saenz
Además del asesinato de las estudiantes, Saenz admitió su responsabilidad en los homicidios de:
- Esteban Alvarado Bonilla, por llevar una camiseta asociada a una pandilla rival.
- Javier Castillo, Dewan Stacks y Marcus Bohannon, todos ocurridos en 2016 como parte de la escalada violenta de la MS-13.
Una tragedia aún más profunda
En un evento relacionado, en 2018, Evelyn Rodríguez, madre de Kayla, perdió la vida de manera trágica al ser atropellada mientras organizaba una vigilia en memoria de su hija. Su esposo sostuvo que el atropello fue intencional, añadiendo otra capa de dolor a una ya devastadora historia familiar.
Declaraciones oficiales
La fiscal interina Carolyn Pokorny calificó los crímenes como "bárbaros" y expresó su esperanza de que esta sentencia brinde un mínimo de consuelo a las familias de las víctimas. Pokorny reiteró el compromiso de las autoridades en desarticular redes criminales como la MS-13 y prevenir futuros actos de violencia.
Reflexión final
La condena de Jairo Saenz marca un hito en la lucha contra el crimen organizado, pero también es un recordatorio de los desafíos persistentes para garantizar la seguridad de las comunidades vulnerables. Las familias de las víctimas han perdido a sus seres queridos, pero esta sentencia les ofrece un paso hacia la justicia.
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