La Romana, República Dominicana.– La comunidad de La Romana se encuentra de luto tras conocerse la pérdida de Moreno Pérez, cariñosamente conocido como “Moreno Pollo”, un hombre que marcó profundamente la historia culinaria y social de la ciudad. Su partida deja un vacío significativo entre familiares, amigos y clientes que durante años disfrutaron de su hospitalidad y del inconfundible sabor que caracterizaba su cocina.
Propietario del emblemático establecimiento especializado en pollo al limón, Moreno se convirtió en una figura emblemática para generaciones de romanenses. Su local fue mucho más que un punto de venta gastronómico: era un espacio de encuentro donde predominaban el buen trato, la amabilidad y la calidez humana. Con esfuerzo y constancia, logró posicionar su negocio como referente de tradición, sabor y servicio, recibiendo a personalidades, turistas y habitantes locales que hoy lamentan su partida.

Originario de Azua, Moreno Pérez hizo de La Romana su hogar y el escenario de su crecimiento personal y profesional. Su historia representa el espíritu del trabajador dominicano que, con disciplina y pasión, logra construir un legado basado en el esfuerzo y la perseverancia. Su dedicación a la gastronomía y su compromiso con la calidad le ganaron el respeto y la admiración de todos quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo.
Amigos, familiares y clientes habituales expresaron su pesar, recordando los momentos compartidos, las conversaciones amenas y la cercanía con que trataba a cada visitante. Para muchos, Moreno no solo fue un empresario, sino un amigo y consejero que supo ganarse el cariño del pueblo con humildad y carisma.

El legado de “Moreno Pollo” trasciende su negocio: simboliza la fuerza de la identidad culinaria de La Romana y el valor de quienes, con trabajo honesto, logran impactar positivamente a su comunidad. Su nombre quedará ligado al sabor tradicional del pollo al limón, un plato que hoy se convierte en memoria viva de su dedicación.
La comunidad romanense ha manifestado su solidaridad con los familiares del fallecido, reconociendo su aporte al desarrollo local y su influencia en la gastronomía regional. Con su partida, La Romana pierde a un ciudadano ejemplar, pero su legado permanecerá presente en cada mesa donde su sazón siga siendo recordada como parte de la esencia de la ciudad.