Brunilda Morales
Lo que comenzó como una consulta médica de rutina para Brunilda Morales Jiménez en la clínica Corominas de Santiago se transformó en un trágico incidente, que dejó a Morales sin manos y con la pérdida de varios dedos de los pies, marcando el inicio de una batalla legal que, seis años después, sigue sin resolverse.
En julio de 2018, Morales ingresó al centro médico para tratar un dolor renal. Durante las primeras 24 horas, no hubo complicaciones. Sin embargo, tras la administración de un suero y una inyección, la paciente cayó en coma por 23 días. Durante este tiempo, su familia observó un deterioro físico significativo.
El diagnóstico final indicó que sufrió sepsis severa con trombosis diseminada intravascular, una afección que provocó coágulos en sus extremidades, llevando a la amputación de sus manos.
El 22 de octubre de 2020, Morales Jiménez presentó una demanda contra la clínica Corominas y los doctores Miguel Antonio Ortega Ramos y Amarilis Batista J., alegando negligencia médica. La familia rechaza la versión oficial de los hechos, cuestionando el manejo de la situación médica.
Peritos del Colegio Médico Dominicano (CMD) concluyeron que Morales ingresó en estado crítico con sepsis severa y que los tratamientos aplicados fueron apropiados. Sin embargo, identificaron alto riesgo de complicaciones debido a factores preexistentes. Respecto a la amputación, se determinó que era el único método para salvar su vida.
El 25 de marzo de 2024, la Segunda Sala de la Cámara Civil y Comercial de Santiago falló a favor de Morales, estableciendo que aunque las amputaciones eran necesarias, hubo errores clínicos y mala praxis. El tribunal condenó a la clínica y a los médicos a indemnizar a Morales con 1.5 millones de pesos, además de 2 millones de pesos adicionales por los costos del traslado al hospital José María Cabral y Báez, debido a una gestión inadecuada del tratamiento.
Ambas partes apelaron la sentencia el 17 de mayo de 2024. Mientras que la clínica y los médicos defienden la corrección de las decisiones tomadas, Brunilda Morales busca una compensación mayor. El caso sigue en revisión en la Corte Civil de Santiago, con la comunidad legal pendiente del resultado final.
Este caso ha dejado una marca significativa en la jurisprudencia dominicana, resaltando la necesidad de transparencia, ética y responsabilidad médica para evitar tragedias como la de Brunilda Morales Jiménez.