Esto es lo que hacía Puff Daddy con sus presuntas víctimas

El rapero y empresario Sean Combs, conocido como Puff Daddy, se encuentra en el centro de uno de los mayores escándalos de abuso sexual en la industria musical. Desde mediados de septiembre, permanece en prisión tras ser vinculado a múltiples casos de acoso, abusos sexuales y violación, en lo que se perfila como una investigación de gran magnitud.

Hasta el momento, Puff Daddy enfrenta oficialmente tres cargos principales, que conllevan penas que van desde los 10 años de prisión hasta la cadena perpetua. Los delitos incluyen conspiración para cometer crimen organizado, narcotráfico sexual bajo coacción, fraude o fuerza, y trata de personas para explotación sexual.

El caso ha adquirido nuevas dimensiones. El pasado 1 de octubre, el abogado Tony Buzbee, con sede en Texas, informó que está representando a 120 víctimas, entre hombres y mujeres, para presentar una demanda colectiva contra Combs por delitos sexuales que se remontan a 1991. Entre las víctimas figuran menores de edad, como una persona que tenía solo nueve años, otra de catorce y otra de quince cuando ocurrieron los abusos.

De acuerdo con el fiscal Damian Williams, del Distrito Sur de Nueva York, Combs encabezó una organización criminal desde al menos 2008. «Durante años, Sean Combs utilizó su imperio empresarial para explotar y abusar sexualmente de mujeres, además de cometer actos de violencia y obstrucción de la justicia», afirmó Williams en una declaración oficial.

Las acusaciones incluyen delitos graves como narcotráfico sexual, secuestro, soborno y extorsión, entre otros. Según la acusación, Combs empleaba la violencia física para someter a sus víctimas, a quienes golpeaba, lanzaba objetos y pateaba en un contexto de abuso sistemático.

Uno de los aspectos más perturbadores del caso son las denominadas “Freak off Parties”, eventos exclusivos que Combs organizaba. Según la Fiscalía, en estas fiestas, el consumo de drogas y las prácticas sexuales extremas eran frecuentes.

En varias ocasiones, se forzó a las víctimas a tener relaciones sexuales con trabajadores sexuales masculinos. Estas fiestas, descritas como “elaboradas actuaciones sexuales”, eran grabadas electrónicamente por el propio Combs.

Además, la acusación sostiene que Puff Daddy utilizaba la extorsión y la violencia para controlar a sus víctimas. A través del suministro de drogas, amenazas de cortar el apoyo financiero y control sobre sus carreras, el rapero ejercía un poder absoluto sobre las personas involucradas, creando un entorno de temor y dependencia.

El caso, que sigue en desarrollo, podría marcar un antes y un después en la industria musical, tanto por la gravedad de los crímenes como por la magnitud de las acusaciones en su contra.

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